martes, 3 de julio de 2007

Viaje a Escocia 5

Teniendo en cuenta la imponente belleza natural de Escocia y la abundancia de destinos que ofrece para unas vacaciones dedicadas a las actividades de aventura, sorprende la ausencia de una red de parques naturales o un sistema formal de derechos de paso para los caminantes. Esto se debe a que la tradición del país siempre ha optado por la permisividad de paso a los espacios abiertos. Los 153 km del camino de West Highlands conducen a los excursionistas por el espectacular paisaje de las Highlands, desde Glasgow hasta el fuerte William, indicado para aquellos que quieran escalar el monte Ben Nevis, el más alto de Gran Bretaña. Las Trossachs, en el corazón del país de Rob Roy, son también muy populares entre los excursionistas.

Los ciclistas que van en busca de naturaleza y de lugares remotos disfrutarán en las Highlands y las islas del noroeste; las Hébridas también son un lugar apropiado para practicar este deporte. Los ciclistas menos intrépidos cuentan con los lagos y las cañadas de la zona central y meridional. El centro de esquí más importante de Gran Bretaña está ubicado en Aviemore, pero Glencoe, Nevis, Glenshee, The Lecht y en Nevis Range también son lugares idóneos para esquiar. El golf es una de las atracciones principales de Escocia, donde la relación de campos por habitante es quizá la más elevada del mundo. El mejor surf puede practicarse en el norte, especialmente cerca de Thurso.

La pesca es un deporte caro y está sujeta a muchas leyes; el lago Spey y los lagos de los alrededores de la zona de los Cairngorm son idóneos para pescar algunas truchas o salmones. Los observadores de aves podrán contemplar increíbles aves marinas en la costa occidental y en las islas. El lago Ness es otro de los enclaves más turísticos de Escocia; es un lugar precioso donde se respira una atmósfera de misterio, la guarida perfecta para un monstruo, como el mito de Nessie.

Edimburgo

La capital escocesa, una de las ciudades más bellas de Europa, destaca por su espectacular emplazamiento, su extraordinario patrimonio arquitectónico y su vigor cultural. Las pobladas viviendas de la histórica Old Town (la parte antigua) contrastan con la ordenada cuadrícula georgiana de la New Town (la parte nueva), que en muchas urbes se consideraría un enclave histórico en sí mismo; ambas zonas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995. Como escenario de fondo, se puede vislumbrar el Firth of Forth, las montañas Pentland y la ya clásica montaña Calton, permanentemente nevada.

La urbe puede visitarse a pie, y es conveniente iniciar el recorrido desde el castillo de Edimburgo. Esta bella y romántica fortaleza, situada en el límite occidental de la Milla Real y sobre la regia residencia de Holyrood, se alza como recordatorio del pasado sangriento de la ciudad. Sus cimientos datan del 850 a.C., y los vestigios más antiguos que aún perduran se construyeron en el año 1130. Desde el siglo XI hasta el XVI, se constituyó como la sede simbólica de la realeza escocesa, y en la actualidad se ha convertido en el emplazamiento de la división escocesa del ejército. En esta vía pública se puede apreciar un extraordinario paisaje urbanístico, que ha permanecido intacto desde los siglos XVI y XVII; paseando por alguna de las callejuelas que se dirigen a la Milla, el viajero puede adentrarse a épocas pretéritas. Diversos monumentos y edificios restaurados de esta vecindad ofrecen una visión fascinante de la vida urbana que se desarrolló en el siglo XVII.

Merece la pena escalar la cercana montaña Calton para descubrir las espléndidas panorámicas de la ciudad y los monumentos románticos de la Ilustración, cuando Edimburgo estaba considerada la Atenas del Norte. Antes de descender a la New Town, se recomienda la visita a Greyfriars Kirk, donde se firmó la Alianza Nacional en 1638. El cementerio de su conocida iglesia fue el escenario de una de las películas más desgarradoras de Disney, Greyfriars Bobby.

Al Norte se encuentra el distrito de New Town, separado por la hundida vía férrea y los jardines de Princes Street; en este parque permanece el monumento gótico dedicado al novelista y poeta escocés Sir Walter Scott. Las bellas plazas, glorietas y edificios de New Town reflejan la elegancia y el orden georgianos. La Galería Nacional de Escocia alberga una impresionante colección de arte europeo, mientras que la historia escocesa se refleja en las obras expuestas en la Galería Nacional de Retratos de Escocia.

La metrópoli escocesa goza de una rica y variada vida cultural. Muestra de ello son sus internacionalmente conocidos festivales, como el Militar Tattoo, el Fringe y el Festival de Edimburgo. Si se pretende visitar la ciudad durante estos eventos, todos ellos programados en agosto, es imprescindible reservar alojamiento con bastante antelación. Una buena forma de descubrir la vida cotidiana de los lugareños es hospedándose en un Bed and Breakfast. Muchos de ellos se encuentran al norte de New Town y en el barrio de Newington, al sur del centro urbano. En las afueras de la ciudad se concentran numerosos albergues juveniles. Sorprendentemente, la Milla Real ofrece muchos restaurantes económicos, de calidad y especializados en diversas gastronomías; el viajero puede escoger desde un satay de Singapur hasta la cocina tradicional escocesa.

Glasgow

A tan sólo 48 km de Edimburgo se encuentra Glasgow que, a pesar de haber permanecido durante mucho tiempo a la sombra de la capital, ha dejado atrás el fantasma del desempleo, la recesión económica y la violencia urbana. En las décadas de 1980 y 1990 esta urbe avanzó cualitativamente desde el punto de vista social y cultural. Indudablemente, Glasgow puede considerarse una auténtica ciudad escocesa rebosante de energía y vitalidad. El centro urbano se construyó sobre una cuadrícula plana en la orilla norte del río naviero Clyde. Las zonas de interés se diseminan a lo largo de la metrópoli; Sauchiehall St. concentra la mayor parte de establecimientos comerciales, pubs y restaurantes.

La ciudad antigua se halla al Este, bordeando la catedral de Glasgow, obra maestra del Gótico que se ha mantenido intacta hasta nuestros días, el Museo de San Mungo de la vida y arte religiosos y la casa señorial de Provand, una de las construcciones más antiguas de la urbe que data del siglo XV. Hacia el Oeste puede recorrerse un paseo muy interesante que atraviesa las elegantes edificaciones y estructuras comerciales de la Merchant City, del siglo XVIII. La concurrida calle Sauchiehall acoge las obras maestras del Art Nouveau de Charles Rennie Mackintosh: la Escuela de Arte de Glasgow y la Willow Tearoom, aún en activo. Introducirse en la casa Tenement supone trasladarse al pasado, ya que nos revela la forma de vida de la clase media de esta ciudad a comienzos del siglo XX.

También es imprescindible descubrir la Burell Collection, que se encuentra en el parque Pollok 5 km al sur de la ciudad. Esta colección acoge en su bello edificio de reciente construcción porcelana china, mobiliario medieval y pinturas impresionistas.

Saint Andrews

Esta bella y curiosa ciudad mezcla vestigios del medievo con paisajes costeros azotados por las ventiscas, campos de golf y la universidad escocesa más antigua. La que fuera capital eclesiástica del país ha moldeado su personalidad mediante el golf. Saint Andrews acoge el Royal & Ancient Golf Club y uno de los más famosos campos de golf, el Old Course. Por encima de la bahía se alzan los restos de su castillo, cerca de las reliquias que formaron parte de su catedral, una de las más impresionantes del territorio escocés antes de ser saqueada durante la reforma. En el casco urbano, los recintos medievales comunican con las calles adoquinadas, las puertas de la ciudad, las capillas, una cruz medieval y los museos, que se encuentran en sus inmediaciones. Al igual que las universidades contemporáneas de Cambridge y Oxford, la de Saint Andrews carece de campus y sus edificios están diseminados por el centro de la urbe.

Islas Hébridas interiores

Las Hébridas interiores, en la costa occidental de Escocia, son el archipiélago más accesible y están consideradas las más bellas del país.

Jura, cercana a la costa de Strathclyde, se caracteriza por su paisaje agreste y desértico, y entre sus principales atracciones destacan sus solitarios paseos, las suaves ondulaciones de sus montañas (los Paps de Jura), su destilería de whisky y los torbellinos que se desatan con fuerza a poca distancia de la costa. Islay, la más meridional de las Hébridas interiores, es famosa por su whisky de malta ahumado. El Museo de la Vida de Islay, en Port Charlotte, repasa la larga historia de la isla; la cruz de Kildaton, del siglo VIII, es una de las mejores muestras de arte celta que aún pervive. Otras atracciones de la isla son los restos de sus castillos y unas doscientas cincuenta especies de aves.

Un poco más al norte, Colonsay, una de las Hébridas interiores más remotas, conserva intactos sus acantilados, sus costas rocosas y sus bahías de arena. Entre su fauna destacan las focas grises y las cabras montés. Mull es una de las islas más populares, con impresionantes vistas de las montañas, castillos, una red férrea y sus pequeñas poblaciones llenas de encanto. Su capital, Tobermory, es un puerto pesquero bastante pintoresco. El retiro espiritual de Iona, un primitivo centro cristiano fundado por san Columbano, está situado en el extremo suroeste de Mull. Más al Norte, Coll ofrece senderos muy conocidos entre los paseantes, un sol radiante, mucho viento, poca gente, dos castillos y un santuario de aves. Al Suroeste, se encuentra Tiree, una isla de poca altura con bellas playas de arena y una de las mejores zonas de Gran Bretaña para disfrutar del sol.

La gran y accidentada isla de Skye atrae a muchos visitantes a pesar de contar con un clima muy variable. Sin embargo, está llena de recovecos y rodeada de paseos costeros de impresionantes paisajes; en el interior, las rocas Cuillins atraen a los escaladores más experimentados.

Aberdeen

La mayor parte de las construcciones de Aberdeen están realizadas con granito, incluso las calles, lo que dota a esta ciudad de una sinfonía en grises. La piedra de color plateado, al empaparse por el sol y la lluvia, muestra un brillo irreal, a diferencia de los resultados ante un día nublado. Aberdeen, un lugar muy limpio y rebosante de civismo, se ha convertido en el puerto de servicio para una de las mayores plataformas petrolíferas del mundo. Su numerosa población es el resultado de una mezcla de trabajadores del crudo y estudiantes. En torno al concurrido puerto convergen el sugestivo mercado de pescado y su importante Museo Marítimo. En las cercanías de Union Street, una de las vías públicas más relevantes de la ciudad, se encuentran la histórica Castlegate, la edificación medieval de Provost Skene y la Galería de Arte de Aberdeen, que alberga una importante colección de arte moderno y prerafaelita.

Área de Aviemore

Aviemore, la ciudad de las Highlands, es el punto de partida para acceder a las montañas Cairngorm, un verdadero paraíso para excursionistas y esquiadores. Situada en la única meseta ártica de Gran Bretaña, la zona atrae a una fauna poco común en la zona, como la marta, el gato montés, la ardilla roja, el águila pescadora (en especial cerca del Boat of Garten) y el ciervo. La pesca de salmón en las aguas del río Spey y en los lagos colindantes se ha convertido en una verdadera tradición. La finca Rothiemurchus y el parque forestal de Glenmore conservan acres de pinos y piceas; allí se organizan paseos y excursiones guiadas, y se puede practicar una gran variedad de deportes acuáticos.

Melrose

Esta atractiva población emplazada en el corazón de los Borders cuenta con una abadía en ruinas, la clásica plaza del mercado y buenos paseos por sus alrededores. Las abadía fue construida siguiendo los parámetros del Gótico, con una sillería especialmente decorativa. Sir Walter Scott participó en su reconstrucción en el siglo XIX. Entre otras atracciones de Melrose, destacan varios jardines y el Museo del Motor.

Islas Hébridas exteriores

Las inhóspitas, remotas y áridas islas Hébridas exteriores conforman un arco de 209 km y están expuestas a los vendavales que soplan desde el Atlántico. Amplios horizontes, playas de arena blanca, páramos de turba e interminables vistas de agua y cielo dominan el paisaje. Éste es uno de los centros más grandes de Escocia en lo que a cultura gaélica y al minifundismo se refiere; también se trata de uno de los últimos refugios en el mundo del estricto Sabbath.

La diminuta Barra apenas mide 19 km, el tamaño perfecto para explorarla a pie. Encierra toda la experiencia de las Hébridas exteriores, con bonitas playas, restos neolíticos y un fuerte sentimiento comunitario. Un poco más al Norte, la extensa Uist del Sur es la segunda isla más grande del grupo. La costa occidental es de baja altura, con largas playas de arena blanca, mientras que la montañosa costa oriental está cortada por cuatro grandes brazos de mar o lochts. Se convierte en ardua tarea otear la plana Benbecula, una isla dominada por la División de Misiles de las Fuerzas Armadas británicas. Uist del Norte está repleto de canales formados por el mar y de estupendas playas en su zona occidental y aloja la cámara mortuoria de Bharpa Langas, uno de los lugares más espectaculares del neolítico de Uist.

Para describir Harris se agotan los superlativos, ya que ofrece uno de los paisajes más extraordinarios de todas las islas. La maravillosa combinación de montañas, playas, dunas y una extraña costa rocosa la diferencia del resto de las Hébridas exteriores. También es la cuna del tejido que utilizan los profesores, el tweed de Harris, que se teje a mano en las casas isleñas. Situado entre dos lochts y entre el norte y el sur de la isla, el puerto de Tarbert está eclipsado por las montañas, que forman un estrecho puente. Harris norte es la zona más montañosa de las Hébridas, mientras que Harris sur es conocida por sus playas, sus pequeños crofts y un peculiar paisaje lunar. Las Hébridas exteriores se completan con Lewis. Su mitad norte está formada por un páramo plano que cuenta con numerosos lochs y crofts, y su punto más septentrional está dominado por el faro de Butt de Lewis, donde habitan muchas colonias de aves marinas; el bello sur montañoso de la isla alberga la Carloway Broch, una torre de defensa edificada hace unos dos mil años muy bien conservada, y las piedras de Callanish, una cruz formada por 54 cantos rodados construida mil años antes que las pirámides.

Islas Orcadas

Situadas a sólo 10 km de la costa norte escocesa, las Orcadas son conocidas por su extraordinario paisaje costero, sus abundantes aves marinas y por albergar la mayor concentración europea de vestigios prehistóricos. Únicamente una veintena de las más de setenta islas están habitadas y, de hecho, este archipiélago sorprende a los visitantes por la suavidad de su clima. A pesar de ser un territorio agreste, su tierra es fértil y está cultivada. Los escandinavos, cuyas huellas han permanecido en este territorio, gobernaron el archipiélago desde el siglo IX hasta el XIII.

Mainland es su mayor isla, y en ella se encuentra la principal población del archipiélago, Kirkwall, y el puerto más importante, Stromness, a pesar de sus reducidas dimensiones. Esta urbe acoge una de las catedrales medievales más bellas de Escocia, San Magnus; además, la ciudad ofrece un interesante tour por sus destilerías. A unos 13 km al Norte, está situado uno de los poblados prehistóricos mejor conservados de Europa, Skara Brae. Hasta 1850 se mantuvo bajo la arena, pero incluso sus utensilios han sobrevivido a los cinco mil años transcurridos desde su utilización. En las cercanías perdura el enigmático anillo de Brodgar, un círculo de gran diámetro formado por piedras colocadas en pie; algunas de ellas de unos 4,8 m de alto.

Atravesando el Scapa Flow desde Mainland se encuentra Hoy, con las montañas más altas de las Orcadas, unos acantilados impresionantes, un santuario para las aves y el Old Man de Hoy, un monte de roca de 135 m. Rousay, denominada el Egipto del Norte por su gran cantidad de restos arqueológicos, forma parte de las esparcidas islas norteñas que constituyen un magnífico hábitat para las aves. En las aguas de la tranquila y atemporal Shapinsay moran muchísimas focas y los habitantes de la isla poseen un carácter amistoso, con lo que resulta el lugar perfecto donde refugiarse. Stronsay también atrae a las focas, las aves migratorias y los turistas que disfrutan de espléndidos paseos por la costa. En Eday se agrupan muchas construcciones prehistóricas y un impresionante conjunto de formaciones de piedras en pie denominado Stone of Setter. Las playas de Sanday están formadas por una deslumbrante arena blanca que la asemeja a una isla caribeña; en su interior también se descubren cámaras mortuorias creadas en la antigüedad. Westray, la más grande de las islas del norte, cuenta con vestigios prehistóricos, playas arenosas, sensacionales acantilados, castillos en ruinas y un santuario de aves. La diminuta Papa Westray alberga una de las construcciones domésticas más antiguas de Europa, la iglesia de san Bonifacio del siglo VIII y la que quizá sea la colonia de golondrinas del Ártico más grande del continente.

Islas Shetland

Situadas 97 km al norte de las Orcadas, este archipiélago permaneció bajo el dominio escandinavo hasta 1469. En la actualidad, estas remotas islas azotadas por el viento y desprovistas de áreas boscosas pueden considerarse tanto escandinavas como británicas, y Bergen (Noruega) es la población más cercana situada en tierra firme. Uno de los grandes atractivos de las Shetland se centra en sus aves, junto con un patrimonio arqueológico de hace cuatro mil años; además, cuenta con una costa poco abrupta idónea para pasear. Sólo quince de las cien islas están habitadas; la mayor de ellas es Mainland y su capital, Lerwick.

Esta ciudad, el emplazamiento más relevante del archipiélago, engloba un fuerte, un museo, una exposición vikinga y una torre fortificada que se remonta al siglo VII a.C. La anterior capital de las Shetlands, Scalloway, está situada 11 km al Oeste. Se trata de una población pesquera con bastante actividad, y posee un castillo en ruinas y un interesante museo sobre el movimiento de resistencia noruego en la II Guerra Mundial. Mousa aloja la impresionante torre de doble muralla Mousa Broch, la estructura mejor preservada de su estilo en Gran Bretaña. Entre las islas colindantes, se halla la desolada Yell, cubierta de brezo, y uno de los puntos más septentrionales de Gran Bretaña, Unst. En la cooperativa de la isla británica más remota, Fair, aún se producen sus característicos jerséis. Se recomienda proveerse de todo tipo de artilugios para la observación de aves, ya que éstas abundan por toda la isla.

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