viernes, 20 de julio de 2007

Guapas, ricas y famosas: Las 10 modelos que más han cobrado en los últimos 12 meses

Contratos muy suculentos, protagonistas de portadas en revistas fashion y divas de diseñadores de alto standing son algunas de las características que todas estas mujeres comparten. Son las modelos que más han ingresado en los últimos doce meses, según la revista Forbes.

1. Una bomba brasileña con 33 millones de dólares
La primera en inaugurar la lista es Gisele Bundchen, tras haber cobrado 33 millones de dólares. Es la modelo mejor pagada y ha sido protagonista de dos rupturas amorosas que no han permitido que los contratos millonarios cesen. Hablamos del actor Leonardo DiCaprio y de un cliente importante de Victoria´s Secret. La 'bomba' brasileña no ha derramado lágrimas y, no es de extrañar, ya que con tan sólo 26 años tiene más contratos y más dinero que cualquier otra top-model del planeta.
Anuncios para Apple, Dolce & Gabanna y Roberto Cavalli han sido algunos de sus trabajos. Además tiene una línea de sandalias, Ipanema by Gisele, que hoy en día se comercializa por todo EEUU y Europa.

2. La musa de la extrema delgadez: 9 millones
Kate Moss ha cobrado nueve millones de dólares en los últimos 12 meses y ha lanzado una línea de ropa para la británica Topshop. A pesar de haber protagonizado varios escándalos 'tonteando' con las drogas, sus contratos no han menguado. Es más, se ha convertido en la nueva cara de Stella McCartney y de Belstaff, una empresa italiana de ropa deportiva. Sus contratos con Rimel, Burberry y Dior le han llevado a lo más alto de su carrera profesional.

3. 'Súper mami' con ocho millones
Heidi Klum ha cobrado la sustanciosa cantidad de ocho millones de dólares en apenas 12 meses. La modelo no ha perdido el tiempo: con 34 años, ya es madre de tres hijos y está casada con el cantante Seal. Ha renovado su contrato con Victoria Secret´s y aún está a cargo del reality show Proyect Runway en EEUU. También ha aparecido en la versión alemana del concurso America´s Next Top Model y, en su tiempo libre, diseña y comercializa una línea de joyas de la firma Mouaward.

4. Una portada de éxito que gana 6 millones
Adriana Lima ha ganado seis millones de dólares por ser la cara de Maybelline y de la compañía telefónica italiana Telecom. En abril de 2006 la portada que hizo para la revista CQ fue la más vendida de todo el año.

5. El espíritu de la Trinidad Brasileña: 6 millones
Alexandra Ambrosio ocupa el quinto puesto con seis millones de dólares en sus bolsillos. Es una de las piezas de la Trinidad Brasileña junto con Gisele Bundchen y Adriana Lima. Victoria Secret´s apostó por la modelo hasta convertirla en una auténtica diva, que ha trabajado para marcas tan exclusivas como Armani Exchange y Next U.K.

6. El don de la ubicuidad: 5 millones
Carolyn Murphy tiene el don de la ubicuidad: es la principal cara de Estée Lauder, también se encuentra entre las mujeres más bellas del mundo y ha hecho campañas publicitarias para la línea de baño Jantzen, Missoni, Versace, Anne Klein y Tiffany, que le han generado unos ingresos de nada menos que cinco millones de dólares.

7. La predilecta de Calvin Klein: 4,5 millones
Natalia Vodianova ha cobrado 4,5 millones de dólares en los últimos 12 meses. Sólo ella ha tenido el privilegio de haber sido la musa de Calvin Klein durante más tiempo que cualquier otra modelo y ha posado para la marca de joyas David Yerman. Además, es la única modelo a la que Vogue le ha dedicado una portada en exclusiva.
Esta modelo rusa, además, participa abiertamente dando charlas contra los desórdenes alimenticios que sufren las modelos y está felizmente casada con un aristócrata británico, Justin Portman.

8. De modelo a futura 'estrella' del cine: 3,5 millones
Con sólo 23 años, Karolina Kurkova ya está entre los 'ángeles' de Victoria´s Secret. En 2001 ocupó la portada de Vogue y se consagró como una de las modelos mas jóvenes en posar para la revista. Pocas tienen su misma cuenta corriente: en los últimos doce meses ha acumulado 3,5 millones de dólares.
La modelo ha descubierto 'su madera' como artista y próximamente debutará en el cine con la película My Sexiest Year. Kurkova, para evitar improvisaciones, realizará el papel de supermodelo...

9. Una imagen de marca: 3,5 millones
Daria Werbowy es la imagen de Lancome y puede presumir de haber trabajado para marcas de prestigio como Louis Vuitton, Versace, Roberto Cavalli, Chanel, Valentino, H&M, Missoni o David Yerman. Su cartera no podría ser más boyante: 3,5 millones de euros en los últimos doce meses.

10. Una belleza difícil de comprender: 3 millones
Y para terminar, el puesto 10 es para una modelo cuyos rasgos faciales han revolucionado el concepto de la belleza. El físico de Gemma Ward ha revolucionado la industria de la moda, un look denominado Kewpie-dol", que en Japón la ha hecho especialmente popular. Con 19 años, y tres millones de dólares en su cartera, el nuevo icono de la moda ha trabajado para Valentino, Dior, Dolce & Gabbana, Karl Lagerfeld, Swarosvski y Louis Vuitton.

miércoles, 11 de julio de 2007

Hallado en Rusia un bebé mamut perfectamente conservado

MOSCÚ (Reuters) - El hallazgo de un ejemplar bebé de mamut que se ha conservado prácticamente intacto en un zona congelada de Rusia ofrece a los investigadores la mejor posibilidad para desarrollar el mapa genético de especies extinguidas desde la Edad de Hielo, dijo el miércoles un científico ruso.

foto mamut

"Es un precioso bebé de mamut, hallado en perfectas condiciones", dijo Alexei Tijonov, subdirector del Instituto Zoológico de la Academia de Ciencia rusa, que se ha responsabilizado del mamut desde que fue descubierto en mayo.

"Este especimen puede proporcionar un material único que nos permita descifrar finalmente la configuración genética del mamut", dijo a Reuters por teléfono.

El mamut, una hembra que murió a los seis meses, ha sido llamada "Lyuba" en honor de la esposa del cazador y criador de renos Yuri Khudi que halló al animal en la región ártica rusa de Yamalo-Nenetsk.

Ha permanecido en terreno congelado durante unos 40.000 años, dijo Tijonov.

El cazador pensó en un principio que el mamut era un reno muerto cuando vio partes de su cuerpo asomándose entre la nieve húmeda.

Cuando se dio cuenta de que era un mamut, se puso en contacto con los científicos y el cuerpo se transportó a la capital regional, Salejard, donde permanece ahora en una nevera especial.

Con 50 kilos de peso, 85 centímetros de altura y 130 centímetros desde el tronco a la cola, Lyuba es aproximadamente del mismo tamaño que un perro grande.

Tijonov dijo que el hecho de que el mamut estuviera tan bien conservado - salvo que su pelaje ha desaparecido, parece que hubiera muerto recientemente - lo convertía en un tesoro potencial para los científicos.

"Esa condición única de su piel protege todos los órganos internos de microbios y microorganismos. Es un especimen sin precedentes en términos de futuros estudios microbiológicos, moleculares y genéticos", añadió.

Pero Tijonov rechazó la idea de que el mamut vaya a ser clonado y usado para criar un ejemplar en la actualidad. La clonación sólo puede realizarse si las células están intactas, pero las condiciones de congelación habrán hecho que se desintegren, según Tijonov.

Tijonov dijo que la siguiente parada de Lyuba sería el Museo Zoológico de San Petersburgo, donde existe otro ejemplar macho hallado en 1977 también en Rusia.

Viaje a Escocia 2

Ya queda poquito para que nos larguemos de viaje por tierras escocesas huyendo del estrés diario del curro y debemos empezar a organizarnos (a falta sólo ya de confirmar la compañia de dos de nuestros viajeros...a ver si hay suerte).
Acordemonos de comprar un enchufe especial...que si no no irá el secador!


Sábado
Pues venga, organicemos el primer dia! Ese sabadete el vuelo sale a las 18 de la tarde, contando que deberiamos estar allí sobre las 16 (unas dos horas) y que debido al trafico que suele haber esos dias para acceder al aeropuerto...tendremos que quedar sobre las 13.30 o 14 para iniciar nuestra andadura.
Una vez en el aeropuerto es facil...fcaturar, esperar, embarcar, esperar...y volar. Y unas dos horas despues ya aterrizaremos en tierras escocesas, cogemos la "furgo" y dos horillas más hasta Crieff.

Ver mapa que nos proporciona nuestro amigo Alberto (Albert en inglés...).Gracias por la colaboración mapa

Así que sobre las 22 llegaremos a nuestra dulce morada (creo que deberiamos llevar de aqui la cena de ese dia y el desayuno del dia siguiente que es domingo...y siendo un "pueblecito entrañable" dudo que este todo abierto a esas horas).

Despues a dormir para coger fuerzas de cara al primer dia completo por Escocia...

Domingo
Visitemos la Peninsula de Fife (St Andrew), Dundee y Perth.

Lunes
Visitemos Stirling, Oban y Fort William...y Skye Island

Martes
Visitemos Aberdeen

Miércoles
Visitemos Inverness y Loch Ness

Jueves
Visitemos las Islas Orcadas

Viernes
Por fin Edinburgo

Sábado
Visitemos Glasgow y para el aeorpuerto...

martes, 3 de julio de 2007

Viaje a Escocia 6

Escocia, país de las leyendas

Escocia tiene una personalidad tan marcada, que no pasaría desapercibida ni aunque lo intentara. Sus señas de identidad –el “kilt”, el whisky de malta, sus clanes y fantasmas…– la convierten en un lugar único. Caer en el tópico es un riesgo, aunque importa poco cuando se tiene el privilegio de echarse a sus solitarias carreteras para inventar rutas con las que aspirar esa atmósfera a caballo entre lo salvaje y lo sobrenatural que empapa su geografía.

Dicen de los escoceses que son tacaños. Ellos, que lo niegan, alegan que en todo caso se les podría tildar de “ prudentes con el dinero ”; algo fácil de entender visto el pasado de guerras y carestía que acarrean a sus espaldas los hijos de estas tierras tan duras y tan al norte. No contentos, sus vecinos del sur también les tachan de supersticiosos y pesimistas, pero es raro encontrar a alguien a quien no le caigan bien los escoceses…, incluso antes de conocer al primero. Porque su fama de pueblo divertido, hospitalario y cálido les antecede, al igual que a este extremo septentrional de Gran Bretaña también le anteceden sus historias de fantasmas y clanes, sus paisajes de acantilados y lagos barridos por las brumas o sus estampas de castillos posados sobre paisajes de cuento y de gaiteros luciendo pantorrillas bajo el kilt mientras se ganan unas libras tocando por alguna esquina de las calles de Edimburgo.

Las tierras escocesas se extienden por un espacio de dimensiones no muy distintas a las de Castilla-La Mancha, pero hasta ahí les llega el parecido porque, exceptuando el derroche de castillos en una y otra, Escocia no podría ser más opuesta a los dominios por los que campaban El Quijote y Sancho Panza.

Tres de sus cuatro puntos cardinales están lamidos por mares pavorosos –el Atlántico o el del Norte–, que se baten contra las playas y acantilados que orlan un litoral agreste y bellísimo de 10.000 kilómetros salpicado por casi 800 islas, que en su mayoría están deshabitadas. El verde constante es, junto a su medio millar de campos de golf, la única bendición que ofrece a cambio de su clima de mil demonios. Las destilerías de whisky en las que poner al mal tiempo buena cara superan el centenar, y ríos salmoneros y lagos o lochs atraviesan campiñas, páramos líricamente asolados por los fuertes vientos y picachos sobre los que preside el Ben Nevis, el más alto de Gran Bretaña con sus 1.344 metros.

De querérsele sacar algún otro parecido castellano, habría que agarrarse a la abundancia de ovejas, que también es otra constante del paisaje escocés, junto a las graciosas vacas de pelo rizado que pastan a orillas de solitarias carreteras comarcales por las que es una delicia conducir pasados los meses más rigurosos del invierno. Ciertamente hay más que personas y en algunos rincones, como en las aisladísimas Shetland, su desproporción es de campeonato: frente al medio millón de ovejas bien orondas que suman estas islas, más próximas al Ártico que a Londres, hay apenas 25.000 sufridos habitantes que, además de ver poco el sol salvo en verano, son escoceses de chiripa. Porque no fue hasta el siglo XV cuando, al no pagar la corte danesa la dote de una princesa casada con un rey escocés, éste decidió quedarse con las Shetland y, de paso, también con las Órcadas; ambas de herencia vikinga y dos de los destinos más remotos y fantasmagóricos del ya de por sí remoto y fantasmagórico periplo por las tierras de Escocia.

“Dolly”, en la lista de iconos nacionales
De hecho, una oveja –aunque no una cualquiera sino la más famosa del planeta– ha pasado en los últimos tiempos a engrosar la nutrida lista de iconos escoceses. Se trata nada menos que de Dolly , el primer animal clonado, que hoy luce disecada en el Royal Museum de su ciudad natal, Edimburgo, y que rivaliza con símbolos como Nessy , el monstruo del Lago Ness. Cuando en algún pub local se escucha a un feligrés de barra jurar por San Andrés, santo patrón de estos territorios, que vio al famoso plesiosaurio con sus propios ojos, uno lo achaca a las buenas cervezas y mejores whiskys que da esta tierra. Sin embargo, y muy a pesar de que los científicos se nieguen en redondo a reconocer su existencia, cuando se escucha contar la misma historia a orillas del lago, pegado a las inquietantes ruinas del castillo de Urquhart, y, sobre todo, si se tiene la fortuna de no coincidir con demasiados de los muchos turistas que el bicho atrae cada año, uno llega a hacerle algo más de caso a las otras voces que consienten en admitir que, si no un dinosaurio, bajo las aguas profundamente negras y lisas como un plato del Lago Ness podrían morar criaturas de lo más extraño.

Y es que en Escocia hasta el más descreído llega a creérselo casi todo. Las brumas que devoran sus lomas de brezo, las nubes bajas arrastradas por un viento terco como pocos o los perfiles mordidos por el musgo de un castillo o una abadía en ruinas sirven de terreno abonado para que kelpies, sidhies, duendes y todo un elenco de seres prodigiosos que habitan lagos y bosques hayan decidido mudarse a estos parajes. Y si además se ha tenido el acierto de empaparse de la historia de Escocia, sembrada de luchas entre los clanes de sus Tierras Altas, de batallas sangrientas en nombre de su independencia, de hambrunas y de plagas, entonces será también más fácil creer en las historias espeluznantes que se cuentan sobre los fantasmas que, aseguran, vagan al anochecer hasta por el último de sus castillos.

Escenarios románticos y sobrenaturales
Poca mella parecen haber hecho en el imaginario colectivo los iconos nuevos y rompedores con la idea legendaria y hasta sobrenatural de Escocia que ha ido surgiendo en los últimos tiempos. Lo intentó sobre todo el mundo sórdido de la película Trainspotting , que protagonizara el ídolo Ewan MacGregor, basada en el libro del también escocés Irvine Welsh y ambientada en el Edimburgo de los suburbios. El rock del escocés a medias Rod Stewart, y hasta el buen hacer del 007 más aclamado de todos los tiempos y escocés de pro, Sean Connery, podrían también haber contribuido a que su país se distanciara algo del sambenito de los tartanes, las gaitas y el misterio. Pero no parece que haya mucho que hacer: el paisaje de leyenda que arropa cada centímetro de su geografía resulta más compatible con el romanticismo de las novelas históricas de Walter Scott o los poemas de Robert Burns, o con otros pilares de su cultura como Robert Louis Stevenson y su tenebroso Doctor Jekyll, o Arthur Conan Doyle, creador de las intrigas de Sherlock Holmes .

Las Lowlands, tierra de batallas y abadías
Incluso su último hijo adoptivo, Harry Potter , concebido en sus primeros momentos por la inglesa J.K. Rowling en un café de Edimburgo al que acudía a escribir porque le salía más barato que tener la calefacción de casa todo el día encendida, bebe del embrujo que revolotea por estas tierras.

Y hasta cuando Hollywood se ha fijado en Escocia parece haberse propuesto que el país de los clanes y los castillos no se desprenda ni de uno solo de sus aderezos históricos, aunque para darle más emoción si cabe al asunto haya tenido que hacer alguna que otra trampa, como perpetró sin mucho escrúpulo Mel Gibson en su Braveheart . Porque los historiadores se echan las manos a la cabeza por las muchas licencias que la película se concede al recrear la rebelión contra los ingleses del héroe nacional William Wallace, aunque todos coinciden en que sus cinco Oscars y sus otras cinco nominaciones fueron la campaña de promoción turística más eficaz que se le podría haber regalado a este país.

A pesar de que la unión definitiva de las coronas inglesa y escocesa llegara en el siglo XVI de la mano de un rey escocés –Jacobo VI, hijo de María Estuardo–, las rivalidades con sus vecinos del sur salpican las páginas de su historia. Victorias frente a los ingleses logradas en la Edad Media por héroes como Wallace o Robert the Bruce en las inmediaciones del espectacular castillo de Stirling se trenzan a lo largo de los siglos con episodios tan sangrientos como la batalla de Culloden, en la que el ejército inglés derrotó en 1746 a los fieles a Bonnie Prince Charles, dispuesto a recuperar la corona para los Estuardo. Esta derrota, cuya tristeza aún inunda el páramo próximo a Inverness en el que se libró la masacre, hizo que las tierras de los clanes pasaran a la corona y que los tartanes fueran prohibidos durante casi un siglo, aunque hoy estos tejidos –con los estampados y colores propios de cada clan– vuelven a estar muy presentes y no hay fiesta escocesa o ceilidh en la que los hombres no luzcan apuestísimos sus kilt .

Las Lowlands o Tierras Bajas, al sur de Escocia, aparecen sembradas de huellas de viejas escaramuzas con los ingleses, como las abadías –algunas en ruinas debido a los saqueos– de Melrose, Dryburgh, Kelso o Jedburgh, en la región de los Borders; escenarios llenos de misterio como la capilla de Rosslyn, en la que se ambientó parte del rodaje de El Código Da Vinci , y castillos tan imponentes como el de Culzean, al filo de los acantilados, o, más al norte, el ya mencionado de Stirling y el de Glamis, en el que vivió su niñez la difunta reina madre. También en esta región aparecen las sosegadas cumbres de los Trossachs –todo un señuelo para los senderistas hoy y morada antaño de Rob Roy, el Robin Hood escocés–, así como lagos de la belleza del Lomond y el Katrine, e hitos como St. Andrews, el aristocrático pueblo que ejerciera de capital eclesiástica y ciud ad universitaria y que también puede presumir (y lo hace) de ser la cuna del golf.

La frontera del emperador Adriano
Algo del todo asombroso y muy próximo a las Lowlands puede visitarse antes incluso de cruzar al lado escocés. Se trata de una primera línea divisoria, trazada en el siglo II, con lo que después sería Inglaterra. El emperador Adriano, incapaz de reducir a las tribus del norte, mandó construir cerca de la frontera actual con Escocia un muro con el que proteger las tierras conquistadas. La estructura más importante erigida por el imperio romano en las islas británicas todavía resiste parcialmente en pie entre Bowness-on Solvay y Wallsend bajo la protección de la Unesco, que la ha reconocido como Patrimonio de la Humanidad, aunque a duras penas puede ponerla a salvo de la afluencia de turistas que siguen su curso en los meses de verano.

Pero si algo hay del todo imprescindible en las Lowlands son los dos principales núcleos urbanos de Escocia. Reconocida como una de las ciudades más embrujadoras de Europa y merecedora en consecuencia de no menos de dos días completos de visita, Edimburgo, su elegante capital, constituye por méritos propios un destino en sí mismo que urge acercarse a conocer incluso cuando no se dispone de tiempo para recorrer el resto de Escocia. Domi- nada por las poderosas hechuras de su castillo, desde sus alturas se derrama el entramado medieval de su ciudad vieja, sus aristocráticas plazas de arquitectura georgiana o su arteria principal de la Milla Real o Royal Mile , que dibuja un hermoso itinerario hasta culminar en el palacio de Holyrood y, también, en su flamante Parlamento, que se restableció en 1999 tras haberse disuelto hace cerca de tres siglos y que queda albergado por un revolucionario edificio rubricado por el arquitecto Enric Miralles.

Menos espectacular, aunque considerada el mejor prototipo de urbe victoriana de Escocia, la secunda Glasgow, famosa por su ambiente, su empuje comercial, sus museos –como la Burrell Collection– y, también, por su rivalidad ancestral con Edimburgo, que hace que los vecinos de una y otra hagan del contrario el objetivo más mordaz de sus chistes.

Las Highlands, las señas de identidad
Hacia el norte y el oeste de Stirling, la puerta histórica de acceso a las Highlands o Tierras Altas, se abre este tarro de las esencias de la Escocia más romántica. Es aquí donde es más probable que llegue a oír hablar en gaélico y de donde proceden esas señas de identidad que han contagiado de tal forma al resto del país y que han llegado a nuestros días convertidas en el paradigma de lo escocés.

No se sabe a ciencia cierta por qué ni cuándo los clanes comenzaron a vestirse con kilts y tartanes, pero de lo que no hay duda es que los primeros lo hicieron en las Highlands. Igualmente se originaron por estos pagos las danzas en las que los jóvenes, ataviados con el traje regional, saltan increíblemente alto al son de tambores y gaitas, y los juegos en los que forzudos en falda escocesa compiten entre sí en pruebas dignas de Hércules, como el lanzamiento de piedras o troncos descomunales, que se viven por todo lo alto tanto en las fiestas pueblerinas que se suceden en verano como en eventos tan elitistas como el Braemar Gathering, al que acude sin falta cada primer sábado de septiembre algún miembro de la familia real desde que, en 1848, la reina Victoria se desplazara desde su castillo favorito –el vecino Balmoral– para asistir por primera vez a tan singular espectáculo.

Cerca de allí vive el escurridizo Nessie y se producen los famosos whiskys de malta, con numerosas destilerías abiertas al público a lo largo del valle del río Spey. También sus silenciosos páramos y brezales se abren a carreteritas solitarias por las que llegarse a pueblos pesqueros del encanto de Fort Williams, bajo la cima del Ben Nevis y a tiro de piedra de las laderas de Glencoe, de las que se sirven senderistas y esquiadores, según marque la temporada.

Y si no queda tiempo para abarcar sus muchos tesoros, habrá de tomarse una decisión radical: virar hacia el Este para extasiarse ante la idílica ruina del castillo de Dunnottar, el escenario de la versión de Zeffirelli de Hamlet , que sobrevuelan las gaviotas que anidan en sus acantilados; o poner rumbo al Oeste y, de camino a la inspiradora isla de Skye, detenerse a contemplar la estampa serena del magnífico castillo de Eilean Donan. O seguir siempre al norte y permitir que esa sensación de ir arrimándose al filo del mundo vaya creciendo hasta dejarse arrastrar por el vértigo de los picachos y los farallones que se adentran al mar en esa última frontera de John O’Groats, bajo la que retozan las focas.

Los verdes paisajes de Escocia desde la ventanilla del elegante tren Royal Scotsman

Hace ya más de dos décadas, desde abril hasta octubre se abre paso por tierras escocesas uno de los trenes más elegantes del mundo. Con varios itinerarios de una a siete noches a bordo, el prohibitivo Royal Scotsman va desvelando a través de la ventanilla sus paisajes de brumas, lagos, castillos e inspiradores páramos, mientras su interior alberga una especie de Gran Hermano de lujo integrado por millonarios llegados de cualquier rincón del planeta para vivir la experiencia y también de simples acomodados con algo muy especial que celebrar. Unas bodas de oro, una pedida de mano o que, por fin, llegó la jubilación son algunas de las excusas que buscan sus ocupantes para permitirse el dispendio –desde 1.263 a y 7.200 a por persona los recorridos de una y siete noches, respectivamente–. Aunque en su honor hay que decir que, comparado con otros trenes de su especie, los camarotes del Royal Scotsman son más amplios que la mayoría –sin literas y todos con cuarto de baño privado– y que todas las excursiones, así como todas las comidas, vinos, aperitivos o copas quedan incluidos en el precio. Además, su pequeña capacidad –para un máximo de 36 pasajeros por 16 de tripulación– facilita que el salón del coche Observatorio se convierta en un lugar de encuentro con otros pasajeros y que el excelente ambiente que se genera a bordo se recuerde como otro de los grandes alicientes del viaje.

Desde que en la estación de Edimburgo el pasaje es conducido por un gaitero hasta el tren, los días en el Royal Scotsman están repletos de sorpresas, que van variando en función del itinerario elegido: visitas privadas a mansiones o a alguna destilería de whisky, cruceros por algunos de sus lagos más idílicos, paseos guiados por los principales pueblos, ciudades o espacios naturales del recorrido, una invitación a una típica fiesta escocesa o veladas amenizadas después de una cena de alto nivel por una arpista o un narrador de historias. Y en todos los circuitos se incluye al menos una noche de gala en la que los hombres han de vestir esmoquin o, mejor todavía, un kilt alquilado para la ocasión en Edimburgo y con el que, a poca gracia que se tenga, hasta el más triste de los varones resulta irresistible.
Más información: www.royalscotsman.com

El territorio con el censo de fantasmas por habitante más elevado del planeta


Ni siquiera los más convencidos ponen en duda que las brumas escocesas, su historia sangrienta y las inspiradoras hechuras de los castillos que se levantan por toda su geografía se prestan a ello. Pero sea porque en estos escenarios es fácil imaginarlos o porque realmente haylos, lo cierto es que no hay esquina del planeta con un censo de fantasmas comparable al que mora por tierras escocesas. Un hombre decapitado parece haber sido visto merodeando por el palacete georgiano de House of Dun, una tenebrosa gaita puede oírse, dicen, en las noches de tormenta por el castillo de Culzean, y las tristes historias de una dama vestida de verde que se pasea por las habitaciones pueden escucharse contar tanto en el castillo de Fyvie como el de Crathes o el de Stirling, así como en el de Fernie (www.ferniecastle.demon.co.uk), en el que es posible tentar a la suerte reservando una noche, ya que hoy hace las veces de hotel. Algunos de los antiguos propietarios de mansiones como Haddo House o House of the Binns parecen no haberse aún marchado de ellas y sus espíritus vagan cerca, mientras que espiritistas y hasta excépticos confiesan haber sentido un descenso repentino de la temperatura de la sala e intuir la presencia en el castillo de Dunrobin de Margaret, la descendiente del clan de los Sutherland que murió en la torre en circunstancias trágicas.

Todos, incluso Glamis, el visitadísimo castillo en el que vivió su niñez la difunta reina madre y en el que cuentan sigue vagando, entre otros, el espíritu de lady Janet Douglas, quemada viva por bruja, tienen su fantasma con mando en plaza.

Algunos, como Stuart Castle (www.castlestuart.com) o Melville Castle (www.melvillecastle.com) han sido transformados en magníficos hoteles en los que escuchar de primera mano sus historias espeluznantes. Mucho menos lujoso, pero infinitamente más indicado si de lo que se trata es de pasar una noche en blanco, resulta Borthwick Castle (www.borthwickcastlehotel.com), un aislado castillo en las proximidades de Edimburgo cuyos 600 años de historias truculentas parecen cobrar vida con cada chirrido –se ha restaurado lo justo para hacerlo habitable, por lo que puertas y tarimas suenan a cada paso y su atmósfera no es apta para cardiacos–. Allí sólo los muy valientes lograrán pegar ojo, especialmente si eligen su inquietante habitación roja. Mariam, una de sus responsables, asegura haber tocado un fantasma sin saber entonces que lo era, ya que la señora en cuestión tenía el mismo aspecto que el grupito de venerables ancianas que había pasado allí la tarde tomando un té y que acababa de marcharse.

También, pese a la sorna de las incrédulas recepcionistas, asegura escuchar a menudo los espíritus de niños trasteando en la cocina, a los que resolvió un día prevenir con un maternal: “Vosotros veréis lo que hacéis, pero no dudéis que algún día estaré del otro lado y entonces sí que os voy a pillar”.


Viaje a Escocia 5

Teniendo en cuenta la imponente belleza natural de Escocia y la abundancia de destinos que ofrece para unas vacaciones dedicadas a las actividades de aventura, sorprende la ausencia de una red de parques naturales o un sistema formal de derechos de paso para los caminantes. Esto se debe a que la tradición del país siempre ha optado por la permisividad de paso a los espacios abiertos. Los 153 km del camino de West Highlands conducen a los excursionistas por el espectacular paisaje de las Highlands, desde Glasgow hasta el fuerte William, indicado para aquellos que quieran escalar el monte Ben Nevis, el más alto de Gran Bretaña. Las Trossachs, en el corazón del país de Rob Roy, son también muy populares entre los excursionistas.

Los ciclistas que van en busca de naturaleza y de lugares remotos disfrutarán en las Highlands y las islas del noroeste; las Hébridas también son un lugar apropiado para practicar este deporte. Los ciclistas menos intrépidos cuentan con los lagos y las cañadas de la zona central y meridional. El centro de esquí más importante de Gran Bretaña está ubicado en Aviemore, pero Glencoe, Nevis, Glenshee, The Lecht y en Nevis Range también son lugares idóneos para esquiar. El golf es una de las atracciones principales de Escocia, donde la relación de campos por habitante es quizá la más elevada del mundo. El mejor surf puede practicarse en el norte, especialmente cerca de Thurso.

La pesca es un deporte caro y está sujeta a muchas leyes; el lago Spey y los lagos de los alrededores de la zona de los Cairngorm son idóneos para pescar algunas truchas o salmones. Los observadores de aves podrán contemplar increíbles aves marinas en la costa occidental y en las islas. El lago Ness es otro de los enclaves más turísticos de Escocia; es un lugar precioso donde se respira una atmósfera de misterio, la guarida perfecta para un monstruo, como el mito de Nessie.

Edimburgo

La capital escocesa, una de las ciudades más bellas de Europa, destaca por su espectacular emplazamiento, su extraordinario patrimonio arquitectónico y su vigor cultural. Las pobladas viviendas de la histórica Old Town (la parte antigua) contrastan con la ordenada cuadrícula georgiana de la New Town (la parte nueva), que en muchas urbes se consideraría un enclave histórico en sí mismo; ambas zonas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995. Como escenario de fondo, se puede vislumbrar el Firth of Forth, las montañas Pentland y la ya clásica montaña Calton, permanentemente nevada.

La urbe puede visitarse a pie, y es conveniente iniciar el recorrido desde el castillo de Edimburgo. Esta bella y romántica fortaleza, situada en el límite occidental de la Milla Real y sobre la regia residencia de Holyrood, se alza como recordatorio del pasado sangriento de la ciudad. Sus cimientos datan del 850 a.C., y los vestigios más antiguos que aún perduran se construyeron en el año 1130. Desde el siglo XI hasta el XVI, se constituyó como la sede simbólica de la realeza escocesa, y en la actualidad se ha convertido en el emplazamiento de la división escocesa del ejército. En esta vía pública se puede apreciar un extraordinario paisaje urbanístico, que ha permanecido intacto desde los siglos XVI y XVII; paseando por alguna de las callejuelas que se dirigen a la Milla, el viajero puede adentrarse a épocas pretéritas. Diversos monumentos y edificios restaurados de esta vecindad ofrecen una visión fascinante de la vida urbana que se desarrolló en el siglo XVII.

Merece la pena escalar la cercana montaña Calton para descubrir las espléndidas panorámicas de la ciudad y los monumentos románticos de la Ilustración, cuando Edimburgo estaba considerada la Atenas del Norte. Antes de descender a la New Town, se recomienda la visita a Greyfriars Kirk, donde se firmó la Alianza Nacional en 1638. El cementerio de su conocida iglesia fue el escenario de una de las películas más desgarradoras de Disney, Greyfriars Bobby.

Al Norte se encuentra el distrito de New Town, separado por la hundida vía férrea y los jardines de Princes Street; en este parque permanece el monumento gótico dedicado al novelista y poeta escocés Sir Walter Scott. Las bellas plazas, glorietas y edificios de New Town reflejan la elegancia y el orden georgianos. La Galería Nacional de Escocia alberga una impresionante colección de arte europeo, mientras que la historia escocesa se refleja en las obras expuestas en la Galería Nacional de Retratos de Escocia.

La metrópoli escocesa goza de una rica y variada vida cultural. Muestra de ello son sus internacionalmente conocidos festivales, como el Militar Tattoo, el Fringe y el Festival de Edimburgo. Si se pretende visitar la ciudad durante estos eventos, todos ellos programados en agosto, es imprescindible reservar alojamiento con bastante antelación. Una buena forma de descubrir la vida cotidiana de los lugareños es hospedándose en un Bed and Breakfast. Muchos de ellos se encuentran al norte de New Town y en el barrio de Newington, al sur del centro urbano. En las afueras de la ciudad se concentran numerosos albergues juveniles. Sorprendentemente, la Milla Real ofrece muchos restaurantes económicos, de calidad y especializados en diversas gastronomías; el viajero puede escoger desde un satay de Singapur hasta la cocina tradicional escocesa.

Glasgow

A tan sólo 48 km de Edimburgo se encuentra Glasgow que, a pesar de haber permanecido durante mucho tiempo a la sombra de la capital, ha dejado atrás el fantasma del desempleo, la recesión económica y la violencia urbana. En las décadas de 1980 y 1990 esta urbe avanzó cualitativamente desde el punto de vista social y cultural. Indudablemente, Glasgow puede considerarse una auténtica ciudad escocesa rebosante de energía y vitalidad. El centro urbano se construyó sobre una cuadrícula plana en la orilla norte del río naviero Clyde. Las zonas de interés se diseminan a lo largo de la metrópoli; Sauchiehall St. concentra la mayor parte de establecimientos comerciales, pubs y restaurantes.

La ciudad antigua se halla al Este, bordeando la catedral de Glasgow, obra maestra del Gótico que se ha mantenido intacta hasta nuestros días, el Museo de San Mungo de la vida y arte religiosos y la casa señorial de Provand, una de las construcciones más antiguas de la urbe que data del siglo XV. Hacia el Oeste puede recorrerse un paseo muy interesante que atraviesa las elegantes edificaciones y estructuras comerciales de la Merchant City, del siglo XVIII. La concurrida calle Sauchiehall acoge las obras maestras del Art Nouveau de Charles Rennie Mackintosh: la Escuela de Arte de Glasgow y la Willow Tearoom, aún en activo. Introducirse en la casa Tenement supone trasladarse al pasado, ya que nos revela la forma de vida de la clase media de esta ciudad a comienzos del siglo XX.

También es imprescindible descubrir la Burell Collection, que se encuentra en el parque Pollok 5 km al sur de la ciudad. Esta colección acoge en su bello edificio de reciente construcción porcelana china, mobiliario medieval y pinturas impresionistas.

Saint Andrews

Esta bella y curiosa ciudad mezcla vestigios del medievo con paisajes costeros azotados por las ventiscas, campos de golf y la universidad escocesa más antigua. La que fuera capital eclesiástica del país ha moldeado su personalidad mediante el golf. Saint Andrews acoge el Royal & Ancient Golf Club y uno de los más famosos campos de golf, el Old Course. Por encima de la bahía se alzan los restos de su castillo, cerca de las reliquias que formaron parte de su catedral, una de las más impresionantes del territorio escocés antes de ser saqueada durante la reforma. En el casco urbano, los recintos medievales comunican con las calles adoquinadas, las puertas de la ciudad, las capillas, una cruz medieval y los museos, que se encuentran en sus inmediaciones. Al igual que las universidades contemporáneas de Cambridge y Oxford, la de Saint Andrews carece de campus y sus edificios están diseminados por el centro de la urbe.

Islas Hébridas interiores

Las Hébridas interiores, en la costa occidental de Escocia, son el archipiélago más accesible y están consideradas las más bellas del país.

Jura, cercana a la costa de Strathclyde, se caracteriza por su paisaje agreste y desértico, y entre sus principales atracciones destacan sus solitarios paseos, las suaves ondulaciones de sus montañas (los Paps de Jura), su destilería de whisky y los torbellinos que se desatan con fuerza a poca distancia de la costa. Islay, la más meridional de las Hébridas interiores, es famosa por su whisky de malta ahumado. El Museo de la Vida de Islay, en Port Charlotte, repasa la larga historia de la isla; la cruz de Kildaton, del siglo VIII, es una de las mejores muestras de arte celta que aún pervive. Otras atracciones de la isla son los restos de sus castillos y unas doscientas cincuenta especies de aves.

Un poco más al norte, Colonsay, una de las Hébridas interiores más remotas, conserva intactos sus acantilados, sus costas rocosas y sus bahías de arena. Entre su fauna destacan las focas grises y las cabras montés. Mull es una de las islas más populares, con impresionantes vistas de las montañas, castillos, una red férrea y sus pequeñas poblaciones llenas de encanto. Su capital, Tobermory, es un puerto pesquero bastante pintoresco. El retiro espiritual de Iona, un primitivo centro cristiano fundado por san Columbano, está situado en el extremo suroeste de Mull. Más al Norte, Coll ofrece senderos muy conocidos entre los paseantes, un sol radiante, mucho viento, poca gente, dos castillos y un santuario de aves. Al Suroeste, se encuentra Tiree, una isla de poca altura con bellas playas de arena y una de las mejores zonas de Gran Bretaña para disfrutar del sol.

La gran y accidentada isla de Skye atrae a muchos visitantes a pesar de contar con un clima muy variable. Sin embargo, está llena de recovecos y rodeada de paseos costeros de impresionantes paisajes; en el interior, las rocas Cuillins atraen a los escaladores más experimentados.

Aberdeen

La mayor parte de las construcciones de Aberdeen están realizadas con granito, incluso las calles, lo que dota a esta ciudad de una sinfonía en grises. La piedra de color plateado, al empaparse por el sol y la lluvia, muestra un brillo irreal, a diferencia de los resultados ante un día nublado. Aberdeen, un lugar muy limpio y rebosante de civismo, se ha convertido en el puerto de servicio para una de las mayores plataformas petrolíferas del mundo. Su numerosa población es el resultado de una mezcla de trabajadores del crudo y estudiantes. En torno al concurrido puerto convergen el sugestivo mercado de pescado y su importante Museo Marítimo. En las cercanías de Union Street, una de las vías públicas más relevantes de la ciudad, se encuentran la histórica Castlegate, la edificación medieval de Provost Skene y la Galería de Arte de Aberdeen, que alberga una importante colección de arte moderno y prerafaelita.

Área de Aviemore

Aviemore, la ciudad de las Highlands, es el punto de partida para acceder a las montañas Cairngorm, un verdadero paraíso para excursionistas y esquiadores. Situada en la única meseta ártica de Gran Bretaña, la zona atrae a una fauna poco común en la zona, como la marta, el gato montés, la ardilla roja, el águila pescadora (en especial cerca del Boat of Garten) y el ciervo. La pesca de salmón en las aguas del río Spey y en los lagos colindantes se ha convertido en una verdadera tradición. La finca Rothiemurchus y el parque forestal de Glenmore conservan acres de pinos y piceas; allí se organizan paseos y excursiones guiadas, y se puede practicar una gran variedad de deportes acuáticos.

Melrose

Esta atractiva población emplazada en el corazón de los Borders cuenta con una abadía en ruinas, la clásica plaza del mercado y buenos paseos por sus alrededores. Las abadía fue construida siguiendo los parámetros del Gótico, con una sillería especialmente decorativa. Sir Walter Scott participó en su reconstrucción en el siglo XIX. Entre otras atracciones de Melrose, destacan varios jardines y el Museo del Motor.

Islas Hébridas exteriores

Las inhóspitas, remotas y áridas islas Hébridas exteriores conforman un arco de 209 km y están expuestas a los vendavales que soplan desde el Atlántico. Amplios horizontes, playas de arena blanca, páramos de turba e interminables vistas de agua y cielo dominan el paisaje. Éste es uno de los centros más grandes de Escocia en lo que a cultura gaélica y al minifundismo se refiere; también se trata de uno de los últimos refugios en el mundo del estricto Sabbath.

La diminuta Barra apenas mide 19 km, el tamaño perfecto para explorarla a pie. Encierra toda la experiencia de las Hébridas exteriores, con bonitas playas, restos neolíticos y un fuerte sentimiento comunitario. Un poco más al Norte, la extensa Uist del Sur es la segunda isla más grande del grupo. La costa occidental es de baja altura, con largas playas de arena blanca, mientras que la montañosa costa oriental está cortada por cuatro grandes brazos de mar o lochts. Se convierte en ardua tarea otear la plana Benbecula, una isla dominada por la División de Misiles de las Fuerzas Armadas británicas. Uist del Norte está repleto de canales formados por el mar y de estupendas playas en su zona occidental y aloja la cámara mortuoria de Bharpa Langas, uno de los lugares más espectaculares del neolítico de Uist.

Para describir Harris se agotan los superlativos, ya que ofrece uno de los paisajes más extraordinarios de todas las islas. La maravillosa combinación de montañas, playas, dunas y una extraña costa rocosa la diferencia del resto de las Hébridas exteriores. También es la cuna del tejido que utilizan los profesores, el tweed de Harris, que se teje a mano en las casas isleñas. Situado entre dos lochts y entre el norte y el sur de la isla, el puerto de Tarbert está eclipsado por las montañas, que forman un estrecho puente. Harris norte es la zona más montañosa de las Hébridas, mientras que Harris sur es conocida por sus playas, sus pequeños crofts y un peculiar paisaje lunar. Las Hébridas exteriores se completan con Lewis. Su mitad norte está formada por un páramo plano que cuenta con numerosos lochs y crofts, y su punto más septentrional está dominado por el faro de Butt de Lewis, donde habitan muchas colonias de aves marinas; el bello sur montañoso de la isla alberga la Carloway Broch, una torre de defensa edificada hace unos dos mil años muy bien conservada, y las piedras de Callanish, una cruz formada por 54 cantos rodados construida mil años antes que las pirámides.

Islas Orcadas

Situadas a sólo 10 km de la costa norte escocesa, las Orcadas son conocidas por su extraordinario paisaje costero, sus abundantes aves marinas y por albergar la mayor concentración europea de vestigios prehistóricos. Únicamente una veintena de las más de setenta islas están habitadas y, de hecho, este archipiélago sorprende a los visitantes por la suavidad de su clima. A pesar de ser un territorio agreste, su tierra es fértil y está cultivada. Los escandinavos, cuyas huellas han permanecido en este territorio, gobernaron el archipiélago desde el siglo IX hasta el XIII.

Mainland es su mayor isla, y en ella se encuentra la principal población del archipiélago, Kirkwall, y el puerto más importante, Stromness, a pesar de sus reducidas dimensiones. Esta urbe acoge una de las catedrales medievales más bellas de Escocia, San Magnus; además, la ciudad ofrece un interesante tour por sus destilerías. A unos 13 km al Norte, está situado uno de los poblados prehistóricos mejor conservados de Europa, Skara Brae. Hasta 1850 se mantuvo bajo la arena, pero incluso sus utensilios han sobrevivido a los cinco mil años transcurridos desde su utilización. En las cercanías perdura el enigmático anillo de Brodgar, un círculo de gran diámetro formado por piedras colocadas en pie; algunas de ellas de unos 4,8 m de alto.

Atravesando el Scapa Flow desde Mainland se encuentra Hoy, con las montañas más altas de las Orcadas, unos acantilados impresionantes, un santuario para las aves y el Old Man de Hoy, un monte de roca de 135 m. Rousay, denominada el Egipto del Norte por su gran cantidad de restos arqueológicos, forma parte de las esparcidas islas norteñas que constituyen un magnífico hábitat para las aves. En las aguas de la tranquila y atemporal Shapinsay moran muchísimas focas y los habitantes de la isla poseen un carácter amistoso, con lo que resulta el lugar perfecto donde refugiarse. Stronsay también atrae a las focas, las aves migratorias y los turistas que disfrutan de espléndidos paseos por la costa. En Eday se agrupan muchas construcciones prehistóricas y un impresionante conjunto de formaciones de piedras en pie denominado Stone of Setter. Las playas de Sanday están formadas por una deslumbrante arena blanca que la asemeja a una isla caribeña; en su interior también se descubren cámaras mortuorias creadas en la antigüedad. Westray, la más grande de las islas del norte, cuenta con vestigios prehistóricos, playas arenosas, sensacionales acantilados, castillos en ruinas y un santuario de aves. La diminuta Papa Westray alberga una de las construcciones domésticas más antiguas de Europa, la iglesia de san Bonifacio del siglo VIII y la que quizá sea la colonia de golondrinas del Ártico más grande del continente.

Islas Shetland

Situadas 97 km al norte de las Orcadas, este archipiélago permaneció bajo el dominio escandinavo hasta 1469. En la actualidad, estas remotas islas azotadas por el viento y desprovistas de áreas boscosas pueden considerarse tanto escandinavas como británicas, y Bergen (Noruega) es la población más cercana situada en tierra firme. Uno de los grandes atractivos de las Shetland se centra en sus aves, junto con un patrimonio arqueológico de hace cuatro mil años; además, cuenta con una costa poco abrupta idónea para pasear. Sólo quince de las cien islas están habitadas; la mayor de ellas es Mainland y su capital, Lerwick.

Esta ciudad, el emplazamiento más relevante del archipiélago, engloba un fuerte, un museo, una exposición vikinga y una torre fortificada que se remonta al siglo VII a.C. La anterior capital de las Shetlands, Scalloway, está situada 11 km al Oeste. Se trata de una población pesquera con bastante actividad, y posee un castillo en ruinas y un interesante museo sobre el movimiento de resistencia noruego en la II Guerra Mundial. Mousa aloja la impresionante torre de doble muralla Mousa Broch, la estructura mejor preservada de su estilo en Gran Bretaña. Entre las islas colindantes, se halla la desolada Yell, cubierta de brezo, y uno de los puntos más septentrionales de Gran Bretaña, Unst. En la cooperativa de la isla británica más remota, Fair, aún se producen sus característicos jerséis. Se recomienda proveerse de todo tipo de artilugios para la observación de aves, ya que éstas abundan por toda la isla.

Viaje a Escocia 4 Las highlands

Las Highlands escocesas albergan castillos, islas y lagos de leyenda Muchos de los símbolos que conforman la idiosincrasia escocesa —como la falda y los cuadros del tartán, la gaita y la gorra de plumas— provienen de los Highlands o Tierras Altas, región montañosa situada al norte de Escocia y que cuenta con una baja densidad de población. A pesar de la fama de taciturnos que acompaña a los highlanders, en los remotos pueblos o cottages (casas de campo) los lugareños acogen hospitalariamente a los visitantes. Un recorrido excepcional es el que parte desde Inverness, capital administrativa de las Highlands, hasta Fort William. Se trata de un itinerario que conecta el Mar del Norte con el Océano Atlántico, a través del Canal de Caledonia. Cerca de Fort William, en dirección sur, se recorta en un espectacular fiordo la silueta del castillo de Inveraray, uno de los más famosos y bien conservados de la costa oeste de las Highlands. Un tren de vapor que discurre a través de hermosos pueblos pesqueros conduce al visitante al norte, a Ullapool, donde los ferrys enlazan con algunas de las centenares de islas que se esparcen en el Atlántico. Hacia el sur cabe destacar los impecables campos de golf —deporte originario de Escocia y que despierta un intenso fervor nacional—, el castillo de Balmoral, residencia estival de Isabel II, y las destilerías de whisky en la rivera del río Spey. Y como colofón al viaje, una perla en el Atlántico: la isla de Skye, con sus granjas llenas de ovejas y con uno de los castillos más populares de Escocia, el Eilean Donan, símbolo de los rebeldes jacobitas.

Gastronomía
Ternera, cordero y venado forman parte de la dieta, al igual que el salmón y el haddock, un especie de merluza empanada. El haggis es el plato nacional de Escocia, un embuchado de carne ligeramente picante acompañado generalmente con purés de patatas y nabos (http://eatscotland.visitscotland.com/regional_flavours).

Artesanía
Se pueden adquirir objetos de cerámica, cristalería, ebanistería y joyería. En Caithness se elabora una cristalería propia, y en Bauly son especialistas en trabajos de madera.

Northtern Highlands
Con lugares salvajes y solitarios como Tongue y Cape Wrath, el norte ofrece restos arqueológicos en Grey Cairns of Camster, el primer parque geológico de Escocia (Geopark) y las majestuosas montañas de Wester Ross.

Skye & Lochalsh
Se accede a la isla más grande de las Highlands a través de un ferry o por un estrecho puente de piedra. En la zona de Lochalsh hay castillos como el Dunvegan Castle (www.dunvegancastle.com) y el tan fotografiado Elian Donan Castle (www.eileandonancastle.com).

Fort Williams y Lochaber
Un lugar de interés es el Glenfinnan Viaduct, que ofrece vistas sobre el lago Shiel y el Glenfinnan Monument. En Fort Williams, la principal ciudad de la zona, merece la pena que tomar el teleférico hasta la cordillera de Nevis, que tiene vistas sobre la cima más alta de Gran Bretaña, el Ben Nevis.

Aviemore y Cairngorms
Esta zona destaca por el Parque Nacional Cairngorms y por las numerosas destilerías de whisky (www.cairngorms.co.uk).

Inverness
Es la única gran ciudad de las Highlands, moderna y cosmopolita y con un gran número de posibilidades de ocio urbano. En sus alrededores sobresale uno de los símbolos de Escocia, el famoso Lago Ness (www.visitlochness.net) e históricos lugares como la fortaleza Fort George y el Cawdor Castle (www.cawdorcastle.com).
Organizaciones como Historic Scotland (www.historic-scotland.gov.uk) ofrecen pases que permiten acceder a precios más reducidos a los monumentos y demás lugares de interés de la geografía escocesa, con gran número de ellos ubicados en las Highlands.

Actividades
La ruta de Great Glen Way va desde Fort Williams hasta Inverness, en un recorrido de más de 100 km a pie por las Highlands. Rodea las orillas de los lagos Linnhe, Oich, Ness (www.greatglenway.com). Es muy recomendable realizar un viaje en ferry para observar delfines y ballenas (www.guidingonskye.co.uk/ www.visithighlands.com). Otra posibilidad es recorrer las Highlands en bicicleta, en viajes organizados de una semana de duración por diversas zonas con salidas desde Inverness (www.scotcycle.co.uk). Las Highlands son el paraíso para el deporte al aire libre, desde el golf a la escalada, esquí, deportes náuticos, senderismo, equitación y senderismo (http://walking.visitscotland.com). A través de la Ruta de los Castillos se conoce un impresionante patrimonio que va desde construcciones del siglo XIII hasta el XIX (www.visithighlands.com).

Pistas para la visita
La forma más habitual de visitar las islas de Escocia es por mar, en transbordadores de compañías como Orkney Ferries (www.orkneyferries.com) o P & O Scottish Ferries (www.poscottishferries.co.uk) que, además de conexiones regulares, ofrecen cruceros por las Orcadas y las Shetland. También hay vuelos internos (www.scotairways.co.uk). La tarjeta turística «Great British Heritage Pass», de venta en oficinas de turismo, ofrece descuentos en un centenar de monumentos de Escocia. Con el «Scotland Travelpass» se ofrece acceso ilimitado en trenes por Escocia (www. scotrail.co.uk).

Principales visitas
Inverness. La capital de la región de las Highlands es una tranquila ciudad presidida por su castillo. Su centro está en la calle Church, llena de casas georgianas; la de Balnain aloja un museo de música escocesa.
Skye.En la mayor de las islas Hébridas los atractivos se centran en las montañas volcánicas de las Cuillins –surcadas por senderos–, en el recinto arqueológico del fortín de Dun Beag Broch y en pueblos de sabor marinero como Portree.
Orkney. En la isla principal de las Orcadas sobresale Kirkwall, un enclave de calles adoquinadas, en el que se puede visitar la catedral de Saint Magnus. La bahía de Wind Wick es una atalaya privilegiada desde la quever focas y frailecillos.
Archipiélago de las Shetland.
Islas de abruptos acantilados en las que se puede visitar Lerwick. Desde la bahía de este pueblo zarpan las barcas que llevan a ver las colonias de pájaros bobos que hay en Noss.
Castillo de Eilean Donan.
Sobre un islote que preside los lagos Long, Alsh y Duich, se alza este reconstruido y bello baluarte de origen medieval.
Rousay. Esta isla de las Orcadas es un paraíso para los ornitólogos. Aquí destacan los restos arqueológicos de Midhowe y el Old Man of Hoy, monolito de arenisca roja que hace de mirador.
Lago Ness.
El lago más caudaloso de Escocia debe su fama al mostruo Nessie que, supuestamente, mora en sus aguas. En Drumnadrochit hay un museo en el que se explica la historia, misteriosa y real, de este lugar.
Islay.
En la más meridional y fértil de las islas Hébridas se pueden visitar seis destilerías de whisky; un recorrido explica la elaboración de esta bebida.
Lewis y Harris.
Esta Hébrida tiene en Stornoway su capital. Merece la pena visitar el grupo de antiguos megalitos de Callanish Standing Stones y la torre Carloway Bronch, de más de 2.000 años.
Fort William.
Célebre cruce de caminos al norte de Escocia, la ciudad se sitúa a los pies de la cima de Ben Nevis –la más alta de Gran Bretaña con 1.344 m–. Además de su castillo, se puede visitar la destilería Ben Nevis, fundada en el año 1825.
North Uist. I
sla hébrida de extensas playas, donde está la Reserva Natural Balranald, a la que acuden más de 200 especies de aves, algunas en peligro de extinción. En verano se realizan visitas guiadas.
Fort Augustus.
Situado en la falla Great Glen, en este pueblo se puede visitar una abadía benedictina, construida sobre un fuerte que presidía el lago Ness.

Rutas temáticas por el norte de escocia
Turismo Británico informa de varias ideas que permiten descubrir los encantos de la zona. Con la Ruta de los Castillos se visitan fortalezas como las de Urquhart y Fort William. Con la Ruta del Whisky se visita, entre otras, la destilería Talisker en Skye. También se pueden recorrer escenarios naturales aparecidos en películas como La trampa, que utilizó el castillo de Duart en la isla Mull, o Lago Ness (www.visitbritain.com/moviemap). Hay empresas que preparan excursiones como la que descubre los pasos de los vikingos en las islas Orcadas y las Shetland (www.northlinkferries.co.uk).

Viaje a Escocia 3

Escocia Integrada en el Reino Unido desde 1707, Escocia ha preservado su identidad en estos últimos trescientos años. Muchas de las señas de esta indomable personalidad pueden encontrarse en su paisaje.

Las principales visitas
Edimburgo. La capital de Escocia está dominada por su histórico castillo. Desde la colina de Calton se tiene una hermosa panorámica del Firth of Forth –el estuario–.
Glasgow. Situado a orillas del río Clyde, se enriqueció con los que fueron los astilleros más grandes del mundo. Hoy destaca por su actividad cultural de vanguardia.
Borders. Las verdes y onduladas tierras de esta región albergan castillos, abadías y huellas de históricas disputas contra los ingleses.
St. Andrews. Ciudad universitaria y patria del golf, es un buen punto para recorrer la costa de la región de Fife y sus pueblecitos marineros.
Castillos. Son muchos los restos de castillos medievales que pueden verse en Escocia. Entre ellos destacan el de Eilean Donan, en un entorno magnífico sobre el lago Duich; el de Stirling, imponente, y el de Cawdor, donde Shakespeare situó a Macbeth.
Lago Ness. Protegidos por el castillo de Urquhart, los vecinos del lago Ness insisten en la existencia del monstruo. Dos exposiciones en la población de Drumnadrochit muestran las pruebas.
Isla de Skye. Seductoras leyendas y paisajes de gran belleza, rematados en una costa accidentada, atraen hacia esta isla de las Hébridas Interiores cada vez a más visitantes.
Callanish. Erigidos hace cinco mil años en la isla de Lewis, componen uno de los grupos de piedra verticales más espectaculares y enigmáticos de Gran Bretaña.
Islas Orcadas. Estas islas han conservado ejemplos de arquitectura normanda –por ejemplo, la catedral de San Magnus en Kirkwall– y siguen mostrando su nexo con la cultura vikinga de Noruega.
Islas Shetland. El flanco oriental de estas islas se sumerge en el Mar del Norte. Colonizadas por los vikingos en el siglo VII, hoy sólo están habitadas unas 20 islas.

Rutas con sabor
Una de las rutas oficiales con más éxito de público es la «Malt Whisky Trail», en Seyside. Esta región concentra la mitad de las destilerías escocesas y en ella puede seguirse una ruta señalizada que pasa por las bodegas de Cardhu, Glenfiddich, Glen Gran y Dallas Dhu, entre otras. Puede consultarse en www.maltwhiskytrail.com. La segunda ruta en importancia es la «Castle Trail», en la región de Grampian-Aberdeen, que recorre una veintena de castillos, la mayoría, bien conservados y abiertos al público. Sólo hay que seguir las señales: fondo marrón, letra blanca y un castillo azul. Entre los más famosos están el de Balmoral, Drum, Huntly, Duff House, Dunnotar. www.aberdeen-grampian.com

Las tierras altas
Es la zona donde la naturaleza es más superlativa. Aquí se halla la montaña más alta del Reino Unido: el Ben Nevis (1.344 m), cerca de Fort William. Más al norte está la espectacular Great Glen –la gran cañada– y el lago Ness. Y en la parte noroccidental se encuentran las cascadas más altas –las Eas Coul Aulin y Clo Mor–, así como los acantilados más altos de Gran Bretaña. En Aviemore, puede tomarse un funicular que asciende hasta la meseta de Cairngorm y permite contemplar las mejores vistas panorámicas de la comarca.

Juegos de las Highlands
Durante todo el verano y en toda Escocia, sobre todo en la zona de las Highlands, se celebran unas competiciones deportivas con pruebas como el levantamiento de piedras y el lanzamiento de troncos, amenizadas con música y bailes escoceses.

Citas culturales
Además del famoso Festival Internacional de Edimburgo que se celebra cada agosto, en la capital escocesa con obras de teatro y danza y conciertos de todo tipo, a lo largo delaño hay otros acontecimientos que vale la pena conocer. En las Tierras Altas es una experiencia asistir a sus juegos: entre mayo y septiembre, un centenar de juegos y encuentros combinan pruebas atléticas, música y danza siguiendo una tradición de más de 300 años. En febrero, es también famoso el el Festival de Música de Inverness.

Burrell collection
En Glasgow se halla una de las colecciones de arte particulares más importantes del mundo. Donada a la ciudad por sir William Burrell, ésta incluye desde objetos de porcelana china a obras de Rembrandt o Cezane. Se expone en un bello edificio, erigido en 1983.

Indumentaria escocesa
El tartán, tejido de lana con bandas de color entrelazadas, es símbolo de identidad de los habitantes de las Tierras Altas escocesas. Con él se confeccionaban gorras y el kilt, una especie de manta echada al hombro y atada con un cinturón que según el color identificaba a los clanes. De 1747 a 1782 el gobierno lo prohibió para erradicar este rasgo diferencial.

lunes, 2 de julio de 2007

Rusia lanza un satélite de EEUU para un hotel en el espacio

MOSCÚ (AFP) - Rusia lanzó el jueves un satélite estadounidense que deberá servir como prototipo para un posible hotel hinchable en el espacio, anunciaron responsables rusos citados por la agencia Interfax.

El satélite Génesis 2, que fue puesto en órbita por un cohete Dniepr, concebido sobre la base de un misil balístico intercontinental, es una versión más pequeña de la estación orbital Nautilus, ideada por el magnate de la hotelería de Las Vegas Robert Bigelow para turistas que deseen visitar el espacio, agregó la agencia.

El proyecto de hotel, que estaría compuesto de varios módulos hinchables, podría ser montado en 2015 por un valor de 500 millones de dólares (371 millones de euros).

Los satélites del tipo Génesis, el primero de los cuales fue lanzado en 2006, así como los satélites Guardián, deberán probar la resistencia de las estructuras hinchables y su modo de construcción, antes de que un prototipo de tamaño real, denominado BA330, sea puesto en órbita.

La compañía Bigelow Aerospace podrá comenzar la construcción de un hotel en 2011, en caso de que los ensayos concluyen de manera positiva, añadió la misma fuente.

domingo, 1 de julio de 2007

Una pareja andaluza podrá concebir el primer 'bebé medicamento' para salvar la vida de su hermano

La Comisión Nacional de Reproducción Asistida autoriza, el primer caso de una familia andaluza, a una solicitud de diagnóstico genético preimplantacional (DGP) para concebir un hijo sano que sirva de donante 'bebé medicamento' para salvar la vida de su hermano, según informó hoy el Ministerio de Sanidad.
En concreto, se trata del caso de un niño de cinco años de Sevilla que sufre Beta Talasemia, una enfermedad genética cuya única esperanza reside en la donación de células compatibles. Por ello, la utilización del DGP permitirá que el niño que nazca no sólo se vea libre de la enfermedad genética, sino que, además, podrá donar sus células para salvar a su hermano.
Ésta es la cuarta ocasión en la que la Comisión da su visto bueno a la aplicación de esta técnica desde que se aprobase la Ley de Reproducción Humana Asistida, norma que ha hecho posible su utilización en España.
Los tres primeros informes favorables al diagnóstico preimplantacional se emitieron en noviembre de 2006. Dos de ellos también tenían como objetivo la curación de dos niñas diagnosticadas con Beta Talasemia Mayor, y el tercer paciente estaba diagnosticado de anemia de Fanconi.
En el caso actual, la Comisión requirió a la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, Administración que pedía la aplicación de esta técnica en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla, información adicional a la adjuntada en la solicitud para poder tomar una decisión con suficiente conocimiento de causa.