El ex presidente de la Fed, Alan Greenspan comparó la actual crisis con las vividas en 1987 y 1998. Por su parte, Ibersecurities observa semejanzas con la de 1993. Otros analistas consultados por INVERTIA, pese a observar algunas semejanzas con episodios del pasado, no ven tan claro los parecidos y destacan la singularidad de la presente crisis originada por las hipotecas subprime de EEUU.
“Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro”. La sentencia de Confucio, cuya observancia podría haber evitado la actual situación, no suele ser atendida por los inversores, cegados por la euforia en situaciones de bonanza económica. Sin embargo, no está del todo claro que el conocimiento de las pasadas crisis pueda evitar disgustos en el futuro. Jordi Padilla, director de Análisis de Atlas Capital, opina que “todas las crisis son diferentes, aunque con un denominador común, que es su carácter cíclico”.
“El ser humano nunca ha sabido cómo enfrentarse a las burbujas”, señaló Alan Greenspan. Una opinión compartida por Domingo García Coto, director del Servicio de Estudios del BME, que abunda en la dificultad de combatir este fenómeno: “Contra las burbujas es difícil actuar cuando se está dentro de una”.
¿Estamos inermes ante estos acontecimientos? ¿No existen puntos comunes que permitan conocer mejor estos problemas, y en su caso, resolverlos? Pese al escepticismo de los expertos, existen algunas coincidencias. Jordi Padilla señala como origen común de todas las crisis “la euforia previa por un tipo de activo”: en el 98 fueron los mercados emergentes, en el 2000 el sector tecnológico”. En el presente caso, el boom de liquidez de los últimos años propició “una menor percepción del riesgo sobre el crédito”. García Coto opina de manera similar al señalar que “cada una de las crisis tiene unas características peculiares y cada una está ligada a un determinado tipo de activos”.
Algunos paralelismos con 1987 y 1998
Nicolás López, director de Análisis de MG Valores, entiende que la comparación con otras crisis establecida por Greenspan se limita al aumento del spread entre los bonos corporativos y los tipos oficiales, una situación que se dio en 1987 y 1998 y que se repite ahora. En este contexto, la liquidez se estrecha con la consecuente caída bursátil. En la presente situación “no hay signos de recesión, pero sí un estrangulamiento financiero”.
La actual crisis “no es una crisis clara de mercados bursátiles”, explica García Coto. Alguna similitud se puede encontrar con las dificultades pretéritas. En 1987 –una de las crisis con las que Greenspan comparó la actual- se produjo una “sobrevaloración de los mercados” que culminó en un crash bursátil, apunta García Coto, en la actual, el agotamiento llegó en los “bonos corporativos y de riesgo”. En 1993 sobrevino un “enfriamiento económico: fue el único año en el que la economía española decreció en 25 años”.
Respecto a otra de las crisis comparadas por Greenspan, la de 1998, el hito más relevante fue la quiebra del hedge fund Long Term Capital Management (LTCM), el cual, tras un gran éxito inicial, perdió casi 4.600 millones de dólares en 4 meses por suspensión de pagos en los bonos rusos, lo que provocó la intervención de la Reserva Federal. El colapso del fondo recuerda al producido este junio por dos fondos de Bear Stearns respaldados por hipotecas de alto riesgo. Sin embargo, recuerda Nicolás López, el desplome del LTCM fue “algo que sucedió al final del ciclo”, cuando la bolsa ya había retrocedido bastante.
Además, esta crisis dio una idea –explica García Coto- de la interconexión de los mercados y de la posible multiplicación de riesgos, en una pauta que se repetiría en la crisis de las tecnológicas y en la actual, donde el relativamente pequeño mercado de las hipotecas subprimes de Estados Unidos ha puesto en jaque al todo el sistema financiero.
¿Se producirá un batacazo como el de 2000?
La crisis más reciente y la que más lesionó los mercados bursátiles fue la provocada por las tecnológicas en 2000. El Ibex-35, que alcanzó en marzo niveles por encima de los 12.800 puntos y acabó el año en 9.100. Tres años después, el selectivo del mercado español llegó a un suelo de 5.450 puntos, lo que suponía un espectacular desplome de casi el 60% desde sus máximos. No fue hasta septiembre del pasado año cuando la bolsa recuperó los niveles anteriores a la crisis.
¿Podría repetirse la situación de 2000? Del derrumbe tecnológico a la crisis de iliquidez actual sólo parece similar la “euforia” previa a la catástrofe por los valores tecnológicos en 2000 y por el endeudamiento fácil en la presente crisis. Un reciente informe de Ibersecurities muestra notables diferencias entre ambos casos: las variables monetarias y macroeconómicas eran diferentes. Las subidas de tipos de 2000 frenaron las exportaciones y desaceleraron la producción industrial, “lo que contribuyó a caídas en el S&P 500”. Por el contrario, las subidas de tipos de 2004-06 han afectado las exportaciones en EEUU, aunque no la actividad industrial. El S&P 500 se ha mantenido. El buen nivel de las exportaciones alemanas prevén, en todo caso, una mejor evolución del Eurostoxx50 que del S&P 500 hasta finales de año, según Ibersecurities.
Semejanzas con la crisis de 1993
Las conclusiones del informe señalan un paralelismo con la crisis de “1993, desde todos los puntos de vista (niveles macro, ratios mercado, mercados monetarios), basada en una crisis de liquidez”. Dicho informe cree bastante probable que la Bolsa replique unas pautas similares en 2007-08 a las sucedidas en 1993-94, cuando la crisis afectó poco a los mercados el primer año, con subidas del 30%, para caer en 1994 un 15%.
En cualquier caso, las expectativas para la bolsa española, según Ibersecurities, serán más halagüeñas que para la europea, así como de ésta sobre la estadounidense. La rebaja de estimaciones, que implicarán al sector financiero, afectará asimismo más a Estados Unidos que a Europa dentro de un cambio de ciclo que no será brusco.
Tampoco se muestra excesivamente preocupado el analista de renta variable de Atlas Capital. Padilla entiende como “normal” la caída de las bolsas. Si bien alerta del peligro de que el actual escenario degenere en “una crisis de confianza”. “El riesgo es el quid de la cuestión”, añade.
Nicolás López advierte que, en un escenario optimista, la crisis acabará afectando tan sólo a algunos sectores que tienen difícil recuperación. Los sectores constructor, inmobiliario y banca doméstica aparecen como los pagadores de la contracción de la liquidez actual. No obstante, la extensión generalizada, como en el crack tecnológico no se vislumbra en el horizonte. “Los indicadores económicos no reflejan que haya problemas, salvo en el sector inmobiliario”.
En todo caso, la actuación de los bancos centrales será la clave de bóveda de la estabilidad financiera. La solución, empero, no es fácil. El propio Greenspan indicó que la burbuja no se puede desinflar aumentando los tipos de interés. La duplicación de tipos de interés entre 1994 y 1995 “detuvo el incipiente boom en los mercados de valores”, pero cuando cesó, los mercados se calentaron de nuevo. “Intentamos repetirlo en 1997” y “el mismo fenómeno se repitió”.
Parece que nuestra condición humana nos condena a repetir los mismos errores: fuerte crecimiento impulsado por una euforia que provoca la creación de burbujas, seguido del pánico que culmina en la contracción económica, como apunta Greenspan. De todas formas, el alcance de la presente crisis no parece tan grave como el brutal desplome sufrido por los mercados durante el crash de las tecnológicas.
 
 
 
 Si se trata de perros de millonarios el primer nombre que viene a la cabeza es el de Trouble. Este neoyorquino ejemplar de bichón maltés ha saltado a las páginas de los periódicos de medio mundo tras heredar 12 millones de dólares de la multimillonaria Leona Hemsley, apodada la reina de la maldad no precisamente por su buen carácter, y que gestionaba, entre cadenas de hoteles y otros edificios, el Empire State Building.
 Si se trata de perros de millonarios el primer nombre que viene a la cabeza es el de Trouble. Este neoyorquino ejemplar de bichón maltés ha saltado a las páginas de los periódicos de medio mundo tras heredar 12 millones de dólares de la multimillonaria Leona Hemsley, apodada la reina de la maldad no precisamente por su buen carácter, y que gestionaba, entre cadenas de hoteles y otros edificios, el Empire State Building.  Hace unos años, la revista alemana Bild, que elaboró su propia lista de mascotas montadas en el dólar, destacaba en primer lugar la desahogada situación de Gunther IV, un pastor alemán que recibió su fortuna, estimada entre 140 millones y 200 millones de euros, no de un humano sino de su padre, Gunther III.
 Hace unos años, la revista alemana Bild, que elaboró su propia lista de mascotas montadas en el dólar, destacaba en primer lugar la desahogada situación de Gunther IV, un pastor alemán que recibió su fortuna, estimada entre 140 millones y 200 millones de euros, no de un humano sino de su padre, Gunther III.  Otro chucho doblemente afortunado fue Jasper. Su vida cambió cuando en 1994 fue rescatado de un refugio para perros por Diana Myburgh, dueña de una cervecería. Tanto se encariñó la empresaria con su mascota que a su  muerte le dejó unos 100.000 euros. Este perro fue el primero que se enzarzó en una batalla legal en Gran Bretaña. Jasper tuvo que pagar de su bolsillo perruno los honorarios legales que ocasionó el juicio en el que se decidió quién debía tener su guardia y custodia.
Otro chucho doblemente afortunado fue Jasper. Su vida cambió cuando en 1994 fue rescatado de un refugio para perros por Diana Myburgh, dueña de una cervecería. Tanto se encariñó la empresaria con su mascota que a su  muerte le dejó unos 100.000 euros. Este perro fue el primero que se enzarzó en una batalla legal en Gran Bretaña. Jasper tuvo que pagar de su bolsillo perruno los honorarios legales que ocasionó el juicio en el que se decidió quién debía tener su guardia y custodia.  Pero no sólo los perros son declarados herederos. Al gato Tinker, británico como Jasper y también de origen callejero, Margaret Layne le dejó una mansión valorada en 700.000 euros y un fondo de unos 145.000 euros. En su testamento especificó que el pequeño felino debía vivir en la casa heredada en compañía de otros dos gatos, tal vez para mitigar la falta de su dueña.
 Pero no sólo los perros son declarados herederos. Al gato Tinker, británico como Jasper y también de origen callejero, Margaret Layne le dejó una mansión valorada en 700.000 euros y un fondo de unos 145.000 euros. En su testamento especificó que el pequeño felino debía vivir en la casa heredada en compañía de otros dos gatos, tal vez para mitigar la falta de su dueña. ¿Es una excentricidad moderna esto de que las mascotas tengan un sitio privilegiado en los testamentos? Pues no tanto. El cariño por una mascota o el amor desmedido no conoce de épocas. Uno de los testamentos más antiguos en que se tiene en cuenta a los animales pertenece nada más y nada menos que al cardenal Richelieu.
 ¿Es una excentricidad moderna esto de que las mascotas tengan un sitio privilegiado en los testamentos? Pues no tanto. El cariño por una mascota o el amor desmedido no conoce de épocas. Uno de los testamentos más antiguos en que se tiene en cuenta a los animales pertenece nada más y nada menos que al cardenal Richelieu.  No llegó a tanto Winston Churchill, que también adoraba a los gatos. A lo largo de su existencia convivió con Blackie, Margate, Bob, Nelson, Tango, Don Gato y Jock. Durante los ataques que Londres sufrió en la Segunda Guerra Mundial, una de las primeras preocupaciones del primer ministro británico era que su adorado Jock estuviera a salvo.
 No llegó a tanto Winston Churchill, que también adoraba a los gatos. A lo largo de su existencia convivió con Blackie, Margate, Bob, Nelson, Tango, Don Gato y Jock. Durante los ataques que Londres sufrió en la Segunda Guerra Mundial, una de las primeras preocupaciones del primer ministro británico era que su adorado Jock estuviera a salvo.  Y hasta aquí los animales que han recibido de sus amos el premio del vil metal tras su muerte. Para ser justos, también hay que recordar a los animales que han ganado millones con su trabajo.
 Y hasta aquí los animales que han recibido de sus amos el premio del vil metal tras su muerte. Para ser justos, también hay que recordar a los animales que han ganado millones con su trabajo. El que se labró una buena carrera profesional y también una considerable cuenta corriente fue Moose, el terrier Jack Russel que interpretaba el papel de Eddie en la serie televisiva Frasier. El perro, que escrutaba con mirada fija y penetrante al psiquiatra protagonista de la serie, era el actor que durante la primera temporada recibía más cartas de sus admiradores, lo que sacaba de quicio a Kelsey Grammer, que interpretó a Frasier durante las once temporadas de emisión de la serie.
 El que se labró una buena carrera profesional y también una considerable cuenta corriente fue Moose, el terrier Jack Russel que interpretaba el papel de Eddie en la serie televisiva Frasier. El perro, que escrutaba con mirada fija y penetrante al psiquiatra protagonista de la serie, era el actor que durante la primera temporada recibía más cartas de sus admiradores, lo que sacaba de quicio a Kelsey Grammer, que interpretó a Frasier durante las once temporadas de emisión de la serie.